ENTREVISTA A ÁNGEL GARCÍA LÓPEZ

“MIGUEL HERNÁNDEZ ERA UN AUTOR QUE NO SE PODÍA CONOCER, QUE SIEMPRE APARECÍA DETRÁS DE UN BIOMBO”

Ángel García López, académico de número de la Real de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras de Jerez de la Frontera, y de la San Juan de la Cruz de Juglares de Fontiveros (Ávila), es también, miembro de la Institución Gran Duque de Alba (Ávila), y miembro de honor y consejero del Aula de Poesía Española ‘Antonio Machado’, de Buenos Aires. Igualmente, ha sido técnico superior de Servicios Bibliográficos y profesor de Lengua y Literatura Españolas de Enseñanza Secundaria, así como, durante veinte años, director de la revista ‘Literatura’ (en sistema Braille), dependiente de la Dirección de Cultura de la ONCE.

Licenciado en Filosofía y Letras, tiene en su haber títulos como Elegía en Astaroth, Mester andalusí, A flor de piel, Trasmundo, que le hicieron merecedor de algunos de los más importantes premios que vienen otorgándose en España, siendo destacables de entre ellos, el ‘Adonais’ (1969) y el ‘Premio Nacional de Literatura’ (1973). Este mismo año ha participado como miembro del jurado del Premio Nacional de Poesía convocado por la Fundación Cultural Miguel Hernández.


¿Qué representa, para usted, la figura de Miguel Hernández?

Es una figura capital en la literatura española del siglo XX. Un poeta que siempre me resultó difícil de estudiar, ya que pertenezco a una generación de siglas cuya adolescencia fue la inmediata posguerra, y Miguel Hernández era un autor que no se podía conocer, que siempre aparecía detrás de un biombo. En el año 1956 tuve la oportunidad de conocer a Miguel Hernández a través de textos de Cossío y de libros de la editorial Losada de Buenos Aires, tales como, ‘El rayo que no cesa’, fundamental en la obra de Miguel, ‘Viento del pueblo’ y ‘Cancionero y romancero de ausencias’. Es, a partir de entonces, cuando me entusiasmé con la figura de este poeta de una fortaleza, de una cuña hermosa, de una palabra. Para mí fue una de las figuras capitales de la poesía española contemporánea.


Usted fue galardonado con el Premio Internacional ‘Generación del 27’en 1999. ¿Considera que se podría englobar a Miguel Hernández dentro de dicha generación poética?

En cierto modo, para una parte de la crítica, Miguel Hernández es la prolongación de la ‘Generación del 27’, en cambio otros consideran que formaría parte de una generación muy importante, la ‘Generación del 36’. En mi opinión, es esta generación la más idónea, que cabalgaría entre la figura de Leopoldo Panero y Luis Felipe Vivanco, poetas que nacen alrededor de la fecha de nacimiento de Miguel Hernández en 1910.


¿Cuesta mucho ganarse el respeto de la crítica, y del lector?

Sí, es difícil ya que es una valoración universal, para unos críticos eres mejor, para otros tienes unas deficiencias, para otros eres el Papa de la poesía, para otros eres un simple monaguillo. No obstante, con la seriedad de la obra, libro a libro, y sabiendo que uno no se toma esto como un juego, sino que la poesía es para el verdadero creador un débito de compromiso, de salvación, la crítica se da cuenta de que está en juego tu vida y no tiene más remedio que respetarte.


El pasado 24 de marzo se celebró el fallo del XVIII Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández, ¿qué opinión le merece la celebración de este tipo de actos para la literatura española?

Me parece muy importante que hayan premios literarios a los cuales puedan concurrir poetas que no tendrían otra manera de publicar en este país. La verdad es que hay inflación de premios, hay premios a mansalva, no hay Comunidad Autónoma, ni municipio o institución cultural que no tenga su premio. Es un vehículo magnífico para que un poeta pueda darse a conocer. Lo que es bueno es que todos aquellos que concurren sepan discernir qué premios merecen la pena y qué premios no la merecen, y ¿cuáles son los premios importantes?, los premios importantes los distinguiría en función de tres cosas: institución que los convoca, el jurado que los otorga, la edición que pueda tener esa obra y la dotación económica.


¿Nos podría comentar qué opinión le merecen los trabajos que se han presentado al premio?

Nosotros, el jurado, hemos llegado al conocimiento de una selección última a través de un comité previo de lectura. Entre esos libros finalistas había de todo, unos en los que se encontraron ciertas deficiencias y, por tanto, fueron quedándose en el camino de las votaciones, y cuatro libros que estaban verdaderamente bien resueltos, es en este momento cuando debemos matizar más al por menor, y hay que ir buscando situaciones que te aclaren el asunto, siendo a juicio unánime del jurado, y el que tenía mayores valores, cualidades y méritos para conseguir el premio, el de Sergio Oiarzabal.


¿Cuál es su opinión sobre la labor de la Fundación Cultural Miguel Hernández como promotora de la difusión de la obra del poeta oriolano?

Me parece capital, Miguel Hernández no necesita demasiada divulgación puesto que es conocido en todo el mundo, pero todo lo que se haga por difundir su obra me parece fundamental.


¿Nos podría comentar en qué proyectos está trabajando actualmente?. ¿Cuáles son sus planes de futuro?

El escritor siempre tiene algo en el taller, yo tengo un libro que estoy dándole bastantes vueltas, faltan unos temas por terminar, pero todavía va a tener que quedarse un poco en el cajón. El proyecto más inmediato es un libro de poemas que saldrá en Valladolid editado por la Fundación Jorge Guillén.


R. Padilla
Verónica G. Ortiz


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