ENRIQUE AZCOAGA
BIOGRAFÍA

Enrique Azcoaga Ibas nació en Madrid el 27 de marzo de 1912. Realizó estudios en la Escuela  de Artes y Oficios. Es un destacado miembro de la “generación del 36” de la que forman parte, entre otros, Miguel Hernández, Arturo Serrano Plaja, Germán Bleiberg, Gabriel Celaya, José Antonio Muñoz Rojas, José Luis Cano, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo, Ildefonso Manuel Gil, Luis Rosales, Salvador Espriu, Alejandro Gaos, Juan Gil-Albert, Juan Panero, Federico Muelas y Luis Felipe Vivanco.

En 1933 obtuvo, con su primer libro de ensayo “Línea y acento”, sobre Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna y otros escritores, el Premio Nacional de Literatura. En este mismo año fundó la revista “Hoja Literaria”, con Arturo Serrano Plaja y Antonio Sánchez Barbudo. Durante la época de los años 30  tuvo un papel muy destacado como escritor y animador de empresas culturales de vanguardia, especialmente en las Bellas Artes.

Participó muy activamente en el Museo del Pueblo del Patronato de las Misiones Pedagógicas, institución ejemplar creada por la República dedicada a llevar el arte y la cultura a los pueblos de España. Esto le permitió visitar muchos lugares de la geografía española. Durante ese tiempo fue colaborador en los diarios “El Sol” y “Luz”.  Eran tiempos difíciles para quienes, como Enrique Azcoaga, luchaban a favor de una creación cultural necesitada siempre de libertad para existir.


Cristóbal Simancas, Antonio Sánchez Barbudo, Enrique Azcoaga y Valentín Aranda,
llegando a un pueblo en la Misión Beteta (Cuenca), en septiembre de 1932.
(Archivo de la Residencia de Estudiantes, 1933)

En 1935 participó en el volumen de homenaje a la memoria de Feliciano Rolán; en 1936 prologó el catálogo de la exposición de Maruja Mallo y publicó en “edición limitada para amigos” un volumen de “Sonetos”.

El estallido de la Guerra Civil le sorprendió mientras junto con Eugenio Mediano y Eugenia Suárez, estaba de Misiones Pedagógicas en la provincia de Huesca.

En los primeros años de la posguerra fue uno de los  fundadores de la Academia Breve de Crítica de Arte, cuyo nacimiento fue impulsado por Eugenio D'Ors.  Enrique Azcoaga está ligado en esta época al grupo del Café Gijón y a la revista de poesía “Garcilaso”, que empezó a publicarse en mayo de 1943. Ese mismo año publicó su obra “El canto cotidiano” que pertenece a la prestigiosa colección de poesía “Adonais”. En la p.66 de ese libro aparece recogido el primer poema dedicado a Miguel Hernández publicado después de la Guerra Civil.

En la muerte de Miguel

La tierra al recibirte habrá sentido
todo el calor del trigo más granado;
todo el amor de un hombre inacabado;
la gloria de un poeta conseguido.

El surco que tu sangre ha redimido
sembrando injustamente tu truncado
destino pedirá justicia airado
a Dios desde unos olmos sin olvido.

Tu estirpe campesina quiso un día
salvar al hombre fértil del secano
monstruoso en que brotó tu voz lograda.

Y Dios perpetuará tu lozanía,
tu corazón sin muerte, fiel hermano,
en troncos como tu alma destrozada.


Encontramos correspondencia entre  Miguel Hernández y Enrique Azcoaga, en la  “Obra completa”, de Miguel Hernández (edición crítica de Agustín Sánchez Vidal y José Carlos Rovira con la colaboración de Carmen Alemany, Madrid, Espasa Calpe, 1993, II, en la p.2673. Miguel Hernández escribe a su amigo desde la prisión de Ocaña. Después de sucesivas enfermedades sufridas en prisión, se alegra mucho de recibir noticias de Enrique y le pide que no deje de escribirle mientras le sea posible. En la carta, que está fechada el 3 de junio de 1941, le agradece también el envío de un paquete y le felicita por su boda con María.

En 1946  se publicó  un poema  de Enrique Azcoaga en la p.475 del número 20 de la revista leonesa “Espadaña”, titulado “Fray Luis, Miguel y Yo”. Lo firmó con el seudónimo de Critón el Liberal. Victoriano Crémer, uno de los colaboradores de la revista, confirmó la autoría del poema. Aitor Larrabide escribió un artículo titulado “Miguel Hernández y Espadaña”, en la revista “La Lucerna” (Orihuela) (nº 20, noviembre, 1993). De ese artículo están sacadas las siguientes líneas:

 “… En dicho poema se alude a la encarcelación tanto de Fray Luis, Miguel y el propio autor… Parece ser que al entrar en el aula de la Universidad donde Fray Luis impartiera clase, Miguel no pudo reprimirse y, arrojándose al suelo, lo besó frenéticamente. Junto a Miguel se encontraba Enrique Azcoaga, que ya en 1933 colabora en la “Hoja Literaria” de las Misiones Pedagógicas, junto a Serrano Plaja y Cernuda…”.


Fray Luis, Miguel y Yo

En este poblachón donde el reló
se paró de hediondez hace mil años,
metidos en tabucos aledaños
Estuvimos Fray Luis, Miguel y yo.

Amigos de encontrar paz en la guerra
Los tres éramos gente peligrosa:
Filósofos, poetas… (Grave cosa
es pensar y escribir en esta tierra).

Los tres hicimos uso de la pluma
(¡oh furor cavernal del que no sabe!)
La de Luis y Miguel aun hoy rezuma
savia inmortal por el cañón del ave.

La mía, estilográfica y moderna,
flageló al espadón y al sacristán.
(Por causa de la envidia sempiterna
a los tres nos costó la torta un pan).

Cervantes perdonó. Fray Luis, en frío,
“decíamos ayer” vista al vacio,
dicen que dijo en la Universidad.
Y yo no sé si es asco o es bondad,
más sé que el perdonar es señorío…
y tanto se me da.

Critón El Liberal

(amigo de Platón)


Emigró a Latinoamérica en el año 1951 y se estableció en Buenos Aires, donde permaneció once años. En la capital argentina fundó la revista de poesía “Mairena”(1952-1953), y dirigió la revista “Atlántida”. En 1953 Enrique Azcoaga publicó su obra: “Panorama de la poesía moderna española”, en la que por primera vez se reunió en un volumen la obra poética producida en la España del interior y en la España peregrina, tomando en cuenta no sólo a los incluidos en otras antologías elaboradas en nuestro país, sino, además, a una serie de figuras que la guerra y el exilio habían borrado de la historia y de nuestra poesía. El libro es un homenaje a todos los poetas que en España y fuera de ella entienden la grandeza de la vida y del hombre por encima de cualquier circunstancia. Se agrupan hasta doscientos cincuenta y ocho poetas  en esta obra y muchos de ellos conocieron al poeta oriolano. En la página 218 Enrique Azcoaga incluye una breve biografía de Miguel Hernández y cinco de sus poemas: “Tres Sonetos”, “Elegía”, “Canción del Esposo Soldado”, “Sepultura de la Imaginación” y “Ascensión de la Escoba”. Encontramos recogidos en la obra de Azcoaga a otros poetas que homenajean a Miguel Hernández, Vicente Carrasco, en la p. 195, con el poema “Elegía por la muerte de Miguel Hernández”; Francisco Giner de los Ríos, en la p. 214; José Herrera Petere, que en la p. 221 dedica al poeta de Orihuela unos versos; Fernando Gutiérrez y su poema “Elegía a la Muerte de Miguel Hernández”, en la p.318. De Manuel Molina “Carta abierta a Miguel Hernández”, en la p.335; y de la p.422 hasta la p.427, cinco poemas que el poeta Pío Gómez Nisa dedicó a Miguel Hernández en su libro “Elegía por uno”, y  que Enrique Azcoaga reprodujo en esta obra.

[…] Fue en Valdepeñas, Miguel…
¿Cómo no vas a acordarte…?
El mediodía manchego
sabía a lo que tú sabes.

Una luz de dicha abierta
sin ningún aire de cárcel,
abrió a la vida el camino
siempre alegre de un viaje.

Al volver para Madrid
con más vino que talante
en una tercera de Dios
parecíamos dos ángeles […]

[…] proclamar con equilibrio,
con luminoso coraje,
al acento de hombre entero,
la alegría impresionante

de ser limpio, ser honesto,
ser “labrador de más aire”,
embriagándose a su vez
para embriagar a los graves.

A quienes -¡recuérdalo!-
desde aquel pobre viaje
procúranos merecer
tu amistad, Miguel Hernández […]

Bibliografía

Es imposible dar cuenta  de los libros publicados a lo largo de su vida pues su obra es muy extensa y diversa. Fue más conocido, quizás, por su labor como crítico de arte. Entre sus  numerosas obras destacamos:

Poemas

  • “La piedra solitaria” (1942).
  • “El canto cotidiano” (1943).
  • “Versos” (1943).
  • “El poema de los tres carros” (1952).
  • “Dársena del hombre, 1952-1953” (1957).
  • “Cancionero de Samborombón” (1960).
  • “España es un sabor” (1964).
  • “Del otro lado” (1968).
  • “Olmeda” (1969).
  • “Primera antología de poemas truncados” (1971).

Novelas

  • “El empleado” (1949).
  • “La arpista” (1965).

Ensayos sobre arte y artistas

  • “Agustín Redondela” (1943).
  • “Entregas” (1945).
  • “Cristino  Malló” (1947).
  • “El cubismo” (1949).
  • “Goya” (1956).
  • “Luis García -Ochoa” (1967).
  • “Alberto” (1977).
  • “Martínez Novillo. Pintura para vivir” (1979).
  • “Los dibujos de Gregorio del Olmo” (1980).
  • “Las pinturas murales de Vela Zanetti” (1981).

Enrique Azcoaga escribió relatos breves como “El milagro de Sofía Penón” y otros cuentos y novelas que no se han publicado.
En 1985 se publicó su libro “Reflexiones sobre mi poesía”, y permanece inédito su diario íntimo, del que cabe esperar que constituya un documento importante sobre la vida cultural española de este siglo y tal vez su gran obra.
Los versos de Enrique Azcoaga están dentro del neoclasicismo de posguerra y muestran un gran dominio técnico de las estrofas.

Obtuvo el Premio Lázaro Galdiano por su labor de crítico de arte. En los últimos años de su vida fue nombrado presidente de la Asociación Española de Críticos de Arte (AICA). Falleció en marzo de 1985.

 

RELACIÓN CON MIGUEL HERNÁNDEZ

Desde diciembre 1934 hasta abril de 1935, Enrique Azcoaga colaboró con las Misiones Pedagógicas. En esta época conoce, por mediación de la filósofa y pensadora María Zambrano, a Miguel Hernández. María llevaba ya tiempo recorriendo pueblos con las Misiones, y fue ella quien los presentó. La amistad entre ellos se intensificó en los numerosos viajes que realizaron por Andalucía, Salamanca y Extremadura, llevando a los más remotos pueblos bibliotecas abundantes, discos, películas, medios de divulgación cultural y su aportación humana personal.
En relación a esta amistad, María de Gracia Ifach escribió:

 “…Miguel ha pisado con buen pie la tierra madrileña. Apenas llegado, Enrique Azcoaga, emprendedor y buen amigo le ofrece trabajo en las Misiones Pedagógicas, que dirige con Juan Antonio Maravall y Eduardo Llonset…”.

Además de su obra literaria, Enrique Azcoaga es autor de numerosos artículos entre los que destacamos los siguientes, ya que en ellos se puede apreciar la gran amistad que hubo entre los dos poetas:

El 27 de marzo de 1962 en el diario “El Mundo” (Buenos Aires), se publicó un artículo de Enrique Azcoaga titulado “Miguel Hernández”, en el vigésimo aniversario de la muerte del poeta. En este artículo Azcoaga se expresa de la siguiente manera:

 “…El poeta más extraordinario que ha producido España después de la generación de Alberti, García Lorca, Cernuda y Guillen…[…]…Miguel Hernández el pastorcillo de Orihuela, la criatura con quien un día tuve el honor de visitar la catedral de Fray Luis de León, en Salamanca, y de beber vino en la Mancha…[…]…con aquella calidad popular con la que nos ennobleciste –y perdóname que me ufane en proclamarlo- a los que tuvimos la honra de ser tus amigos, tus leales, los que desde el primer momento te aceptamos como bandera viva de la generación del 36…”.

Los domingos de ABC publicaron un artículo de Enrique Azcoaga en el suplemento semanal “10 poetas hablan de Miguel Hernández” encuesta por Pilar Trenas), el 27 de marzo de 1977. De este artículo hemos extraído el siguiente párrafo:

“Miguel Hernández para mí, no resulta nunca el autor de unos versos granados al máximo, espléndidos, sino algo así como un hermano que se desarrolla con la mayor, con la más digna de las claridades. Porque su persona, su dignidad humana, su acción, convirtió sus versos en algo que tampoco suele ser demasiado frecuente: en activa semilla poética”.

En 1985 el volumen  “Documenta Miguel Hernández” publicó un texto de Enrique Azcoaga, “La vigencia de la obra de Miguel Hernández”, fechado en 1974. El profundo respeto, el cariño y la amistad que sentía su autor por Miguel se reflejan de nuevo en las siguientes líneas sacadas de ese artículo:

 “… una de las cosas que más me interesa siempre hacer constar es que pertenezco a la “generación de Miguel Hernández…[…]…Miguel Hernández fue la criatura que nos demostró a los que chapoteábamos en los libros, lo que la poesía debía tener en cuenta de la vida…”.

Rosa I. Pina Cutillas
Esther García Mazón
Subir