PRENSA HISTÓRICA
A) FICHA DESCRIPTIVA
CABECERA

Título: Rumbos.
Subtítulo: Revista mensual de las artes y de la vida.
Lugar: Talavera de la Reina (Toledo).
Lengua que utiliza: Castellano.

DATACIÓN

Cronología: mayo de 1935-julio de 1936. Se publicó en dos etapas (la primera desde mayo de 1935 hasta septiembre de 1935 y la segunda desde mayo de 1936 hasta julio de 1936).
Primer número: El día 15 de mayo de 1935 apareció en Talavera de la Reina (Toledo) el primer número de la revista (1ª etapa).
Último número: El 1 de julio de 1936 aparece el número 4 de la revista en su segunda etapa.
Números editados: 9 números (5 en su primera etapa y 4 en la segunda)
Periodicidad: En principio mensual, pero en su segunda etapa pasará a ser quincenal.

SEDE SOCIAL

Redacción: No consta.
Secretario de dirección: Travesía del Barrio Nuevo, 4.
Teléfono: No consta.
Lugar donde se imprime: Imprenta Ébora.
Impresores: No consta.
Dirección de la imprenta: Pí y Margall, 19, Talavera de la Reina.

CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS

Número de páginas: Entre 15 y 20 páginas, incluyendo la publicidad.
Dimensiones: 27,7cm x 21,8cm.
Número de columnas: Por lo general, 2.
Secciones: No hay secciones fijas en los diferentes números de la revista. Aparecen artículos de diversa índole: de crítica literaria, de divulgaciones médicas, de toros, certámenes pedagógicos, poemas, noticias, libros y revistas...
Suplementos: No consta.

Formato

Portada: En la parte superior aparece el título de la revista, “Rumbos” y, a continuación, el subtítulo: “Revista mensual de las artes y de la vida”. En el margen superior derecho  aparecen el nombre del director, Víctor González Gil, del secretario de dirección, Julio del Camino, y el precio del número suelto, 15 céntimos. A continuación aparece “año 1, Talavera de la Reina”, el número de la revista y la fecha.
En los tres primeros números aparecen también en la portada, en dos columnas, dos poemas. En la revista número 4 aparecen las notas sobre el carácter de la revista y las colaboraciones, entre las que destaca el nombre de Miguel Hernández. Y en la revista número 5 aparece en la parte izquierda el sumario, y en la parte derecha un artículo de Antonio Hesse Corral titulado “Adelante”, sobre los canales del Alberche, tema sobre el cual tratará la revista en su segunda fase cuando se convierta en una revista agraria.

B) FICHA ANALÍTICA
Aspectos jurídicos

Fundadores: Víctor González Gil la organizó junto con Julio del Camino, Emilio Niveiro y Rafael Morales.
Propiedad: Víctor González Gil.

Aspectos económicos

Suscripciones:
En el número 1:

Un trimestre... 0,60
Un semestre... 1,20
Un año.......... 2,40

A partir del número 2:

Un trimestre… 0,45
Un semestre… 0,90
Un año…………. 1,80

Precio del ejemplar: El precio del número suelto, según se detalla en la portada, era de 15 céntimos.

Puntos de venta: Según consta en la página 9 del número 1, la revista podía adquirirse en la Librería del Camino, Canalejas, 19, Telf. 142, Talavera de la Reina.

Equipo de Redacción

Dirección: Víctor González Gil.
Secretario, administrador y vendedor: Julio del Camino.
Colaboradores: La participación más importante que acoge la revista es la de Miguel Hernández y Rafael Morales Casas. Son los dos escritores más renombrados en la revista. Pero también colaboró un amplio grupo de autores que después alcanzarían cierto relieve. Es el caso de José Sanz y Díaz, José Félix Tapia, el historiador Rafael Láinez Alcalá, Emilio Niveiro, Antonio Hesse Corral, Rafael Vázquez Zamora y también una serie de autores que colaboraban ocasionalmente con asuntos propios de su especialidad. Un ejemplo de ello son los médicos Rosendo Bravo y M. González Cogolludo, el ingeniero Pedro Marrón Huidobro, Cecilio González Gil (hermano del director), que se ocupaba de los toros, y Mercedes Sánchez, que firmaba con el seudónimo de “Hesperia” y que se ocupaba de asuntos de arte.

Naturaleza y orientación
Tendencia política y social:

El día 15 de mayo de 1935 aparece en Talavera de la Reina (Toledo) el primer número de la revista, que ya en su portada advierte de sus propósitos:

La revista, como vemos, se proclama de tipo “literario” y se marca nada más comenzar un objetivo de orden pedagógico: educar al “público” en temas culturales. La publicación busca un público amplio. Una vez pasadas las vanguardias, la revista nace con ánimo abarcador, sin poner vetos creativos a quienes en ella participan. Por eso aparecen en ella textos con espíritu renovador junto a otros mucho más apegados a la tradición. Algo imposible en los años 20 pero ahora sí factible gracias a los hombres del 27.

Junto al nombre, la publicación se acompaña del siguiente subtítulo: “Revista mensual de las artes y de la vida”. De este modo amplía su campo de acción, lo cual se hará efectivo especialmente en su segunda época, cuando el componente cultural quede relegado a un mero papel testimonial. En la cabecera aparecen también los nombres del director y del secretario de dirección: el primero es el escultor Víctor González Gil y el segundo, Julio del Camino, ambos, por entonces, menores de edad. A este respecto Víctor González Gil dice que fundó la revista “Rumbos” y que conserva la Licencia Fiscal, la Contribución y los recibos de la imprenta “Ébora”. Comenta también que  organizó la revista con tres menores, Julio del Camino como secretario, administrador y vendedor, con Emilio Niveiro y Rafael Morales, y que Antonio Hesse Corral les avaló económicamente.

Está claro, por tanto, que el primer y principal impulsor de la revista fue Víctor González Gil, quien se encargó de buscar colaboraciones entre sus jóvenes amigos escritores de Talavera, y entre los tertulianos de la botillería del Pombo. La tertulia de Ramón Gómez de la Serna era una de las más animadas de la preguerra. Y de este ramonismo se contagia en varios números de “Rumbos” Víctor González Gil. Prueba de ello es que publica “Retazos”, una serie de rápidos pensamientos humorísticos que trataban de imitar las greguerías del maestro.

Para acabar de perfilar la influencia que la botillería del Pombo tenía en la revista, debe recordarse que José Félix Tapia comenta en el primer número de la revista un libro de Ramón Gómez de la Serna, “Flor de Greguerías”, recién aparecido.

Aspectos históricos

Es importante contextualizar la revista dentro del panorama periodístico de la época. Desde el último cuarto del siglo XIX y hasta el estallido de la Guerra Civil se suceden en Talavera un amplio número de semanarios y revistas que, en general, concedían un amplio espacio a la actualidad cultural y a la creación artística. Periódicos y revistas como “Vida Nueva”, “Heraldo de Talavera” o “El Castellano”, alcanzan unas cotas altas de calidad y cuentan con colaboradores de cierto prestigio. Talavera, en suma, conoce una especie de renacimiento cultural que, sin duda, contribuye a la aparición de “Rumbos”.
En 1935, año de nacimiento de “Rumbos”, se editan por la geografía española “Azor” en Barcelona, “Gaceta de Arte” en Santa Cruz de Tenerife, “Cruz y Raya” en Madrid, “Ágora” en Albacete, “Atalaya” en Navarra, “El Gallo Crisis” en Orihuela, “Hojas de Poesía” en Sevilla,... Pero ante los grandes combates ideológicos que mantenían algunas revistas, “Rumbos” opta por la neutralidad. En su número 2 (15 de junio de 1935), se advierte de que la revista no pretendía “herir susceptibilidades” de nadie dando su “matiz apolítico”. Años después, Emilio Niveiro (1968), abunda en estos mismos argumentos:

“Rumbos” fue una revista literaria talaverana; exclusivamente literaria y de publicación quincenal. Parece absurdo, pero en nuestras manos se sostuvo inmarchita, igual que un tallo fresco, sin hablar de politiquerías ni hacer concesiones facilonas al calor local”.

En la revista apenas hay asomo de controversia política, pese a colaborar en ella dos importantes políticos locales de la época: Felipe Ernesto Díaz y Antonio Hesse Corral. Ambos fueron alcaldes de Talavera entre junio de 1932 y febrero de 1936. La labor como alcalde del primero tuvo que ver con algo muy presente en las páginas de “Rumbos”: la construcción de canales de riego aprovechando el curso del río Alberche. Antonio Hesse le secundó en la empresa y cuando en abril de 1933 obtuvo la alcaldía, continuó la labor de su predecesor. Ernesto Díaz, tío de Emilio Niveiro, será el director de la segunda época de la revista, en la cual la publicación se centrará casi totalmente en el asunto de los canales del Alberche.

Pese a todo sí parece que hubo ciertas tensiones en la dirección de la revista. Y ante esto, el director hubo de adoptar medidas extremas. En el número 4 de la revista (15 de agosto de 1935), Julio del Camino fue destituido de su cargo. En la portada figuran dos notas. Una, en la que se indica “que ha dejado de pertenecer a esta revista desde el número anterior por diferencias de criterio y conceptos” un colaborador. Éste había pedido la revista para el socialismo, mientras que otro colaborador habitual lo hacía para la Falange. Y otra nota en la que se apunta lo siguiente:

“Esta revista no pertenece a partido político alguno, porque es entera y dispuesta a crecer, si nosotros los talaveranos que sentimos nuestra historia y crecimiento, ayudamos, sin tener en cuenta partidismos y pequeñeces que nos rodean”.

Salvadas estas vicisitudes, la revista publica todavía un número más: el quinto (15 de septiembre de 1935), que sería el último número de su primera etapa ya que, ante las tiranteces existentes, Víctor González Gil opta por que se inicie otra fase, editándose una nueva revista al año siguiente dedicada a la reforma agraria y auspiciada por Antonio Hesse y Corral y Felipe Ernesto Díaz, que fue su nuevo director. Estas personas, talaveranos moderados, amantes del progreso y de la cultura, fieles exponentes de lo que fue la Segunda República en Talavera de la Reina, contaban con una amplia experiencia en trabajos publicados con anterioridad en otro espléndido periódico liberal entre 1928 y 1931, “El Heraldo de Talavera”.

“Rumbos” vuelve con distinta dirección e inspiración para convertirse en una revista sobre agricultura. Los números que llega a publicar son cuatro: fechados entre el 15 de mayo y el 1 de julio. La periodicidad pasa a ser ahora quincenal.

C) MIGUEL HERNÁNDEZ Y “RUMBOS”

La aportación más importante que acoge la revista es la de Miguel Hernández. Y es muy posible que su colaboración con “Rumbos” se fraguase en la tertulia de Ramón Gómez de la Serna (tertulia de Pombo). Allí coinciden Víctor González Gil y Miguel Hernández y es a partir de aquí cuando nace su amistad. De hecho, en una carta fechada en Orihuela el 1 de febrero de 1935 (el poema de Miguel Hernández en “Rumbos” se publica el 15 de junio del mismo año), Hernández aprovecha su amistad con el escultor Víctor González Gil para mandar un saludo a Ramón Gómez de la Serna: “Saluda a Ramón en mi nombre si puedes y dile que es el hombre más generoso y más poeta de España y pregúntale de donde ha sacado esa inagotable vena de humor y entusiasmo”.

En “Rumbos” se publica el soneto titulado “Pastora de mis besos”, que después pasará a formar parte de “El rayo que no cesa” (como soneto 11). La primera edición de este libro se publica en Madrid en la imprenta de Manuel Altolaguirre, dentro de la colección “Héroe”, en enero de 1936. Entre la versión inicial y la que aparece en el libro existen varias diferencias. Este es el poema según aparece en la primera página del número 2 de “Rumbos”:


El poema está fechado en Madrid en febrero de 1335 (obviamente se trata de una errata por 1935). Es importante observar que data del mismo mes en que Miguel Hernández escribe aVíctor González Gil, aunque esta vez desde Orihuela. Esta carta la reprodujoen facsímil Muñoz Hidalgo en la página 91 de su “Cómo fue Miguel Hernández”, junto a un retrato que Víctor le realizaría. Y dice así:

“Víctor, supongo que te habrán aumentado la subvención en la Diputación de tu provincia castellanísima ya que has abandonado tu pintoresco estudio donde tenías radio, y luna y gatos en las noches sobre los tejados...No precisas dirección para escribirme: con poner mi nombre y mi pueblo basta. Aquí me conocen hasta las ratas”.

En la edición de las obras completas de Miguel Hernández se anotan las variantes entre las dos versiones que se sitúan entre los versos 6 (“y desde aquella gloria, aquel suceso”), 12 (“Y sin dormir, amor, celosamente,”) y 13 (“vigilando de mi boca ¡con qué cuido!”). También se apunta la variante con que el verso 6 se presenta en la edición que hace José María de Cossío de “El silbo vulnerado” para la colección Austral en 1949: “y desde aquel dulcísimo suceso”. Existe también otra variante que tiene que ver con la puntuación. En el primer verso, en su edición de 1936, sustituye los puntos suspensivos por los dos puntos y, por tanto, el segundo verso pierde la mayúscula inicial:

Te me mueres de casta y de sencilla
estoy convicto, amor, estoy confeso

En su versión de “Rumbos” la frase de apertura hacía también de título; una especie de conclusión anticipada para descifrar el significado global del poema. El uso de este recurso era algo muy frecuente en el ultraísmo, y servía para marcar el tono general de la composición.

Es posible que esta colaboración no fuera la únicacon la que Miguel Hernández pensaba participar en la revista, porque en el número 4, su nombre aparece relacionado entre la nómina de colaboradores. Sin embargo, no hay más composiciones del oriolano.

Miguel Hernández entabló amistad con varios colaboradores de la revista en los meses turbulentos que preceden al estallido de la Guerra Civil, en concreto con tres talaveranos: Víctor González Gil, Emilio Niveiro y Rafael Morales. La amistad del primero tuvo su momento de afirmación recién iniciada la posguerra, cuando Miguel Hernández, tras ser detenido en Portugal y pasar varios días en la cárcel de Torrijos en Madrid, fue liberado en mayo de 1939. Víctor González Gil, que ya le había proporcionado al oriolano un colchón para hacer menos dolorosa su estancia en prisión, lo alojó en su casa, una vez salió en libertad. El escultor ha dejado constancia de estos hechos en varias ocasiones en las que ha sido entrevistado. Un ejemplo de ello lo encontramos en la siguiente entrevista:

“Ingresa en la cárcel de Torrijos de Madrid. Me envía una nota para que le haga llegar a un poeta de Sevilla, que no recuerdo el nombre. Yo le lleve un colchón a la cárcel. [...] Vuelve a salir de la cárcel, como siempre, sin ninguna documentación. Le pusieron en la calle, por exceso de “clientela”.
[...] Se me movió a presentar a mí porque sus amigos Vicente Aleixandre (por terror) y José María Cossío, no le pudieron ayudar en aquellos trágicos momentos.
[...] Pasó un mes en mi estudio, y un día decidió marchar a Orihuela. Yo le aconsejé que no lo hiciera, pero se empeñó y fue su puntilla.
[...] Cansado, nervioso y pensando que no había matado ni denunciado a nadie, partió, en contra mía, a su pueblo, donde le detuvieron el día de su cumpleaños, cuando con su padre lo celebraba comiendo una paella”.

Un año después de ver la luz esta entrevista se publica, el 26 de marzo de 1978, en el diario “ABC” un amplio reportaje centrado en la figura de Miguel Hernández. De nuevo se pide colaboración a Víctor González Gil. El texto dice lo siguiente:

“Encontré a Miguel el 27 de mayo de 1939. Era por la mañana y lo fui a despedir a la calle de la Alameda. Me dijo que quería irse de pastor. Que se iba a Sevilla. Después me enteré por Aleixandre que estaba en la cárcel de Torrijos de donde, al salir, vino a verme a casa. Me contó muchas cosas. [...] Yo le dije a Miguel que podía quedarse algún tiempo en casa (calle de Garcilaso, 10), pero a condición de que se mantuviera oculto y si escribía a Josefina no pusiera remite alguno porque se delataría. Por las tardes se escapaba para ir a ver al poeta Eduardo Llosent Marañón, que vivía en un hotel en la plaza de Santa Bárbara. A pesar de que yo le decía que no debía salir de casa, fue a verlo muchas veces en breve tiempo. A lo que Miguel iba era a pedirle un salvoconducto para marchar a Orihuela. Yo no compartía la idea, pero al final creo que fue Marañón quien al fin le consiguió el salvoconducto y ya no hubo forma humana de retenerle en casa [...]”.

Víctor González Gil cita a Vicente Aleixandre como fuente directa de información para conocer el estado del poeta en aquellos difíciles momentos. Es sabido que Aleixandre conoció a Miguel en marzo de 1935, después de que éste, por carta, le solicitara un ejemplar de “La destrucción o el amor”. Este vínculo, el del poeta sevillano y su casa madrileña de Velintonia, será el que ponga en contacto a Miguel Hernández con Emilio Niveiro y Rafael Morales. El primero, tal y como atestigua Aleixandre en su libro de memorias “Los encuentros”, fue quien condujo al segundo a Velintonia. Entre ambos poetas se estableció una estrecha y duradera amistad  que se prolongó hasta el fallecimiento de quien con el tiempo sería laureado con el Premio Nobel de Literatura. En casa de Aleixandre, Niveiro y Morales coincidían con frecuencia con Miguel Hernández. Emilio Niveiro escribió un artículo a este respecto:

“Wellingtonia, 3, en el Parque Metropolitano, es desde hace muchísimos años un lugar importante para las letras de España y aun para las letras universales. Y es algo más: no sólo un sitio de encuentro para las voces literarias eminentes de España o de América, o de Europa, sino, como todos decíamos, “la casa de la amistad” por antonomasia. Porque Vicente Aleixandre es infinitamente más que un altísimo poeta. Vicente es la encarnación misma de la Amistad, con mayúscula, y ninguno de los que somos sus amigos dejamos de reconocerlo.
Algunas tardes, antes de que estallara la tormenta tremenda, solíamos ir a visitarle, atravesando desmontes y eriales, Miguel Hernández y yo, que éramos prácticamente vecinos, y regresábamos ya de noche, [...] Miguel y yo volvíamos embriagados de poesía”.

En un artículo anterior, el mismo Niveiro cuenta otra anécdota protagonizada por el poeta oriolano y que trata del libro “El rayo que no cesa” y del tema taurino.

“Una tarde dominical, hace ya más de treinta años, exactamente el día 12 de julio de 1936, le dije a mi amigo Miguel: “Vámonos a los toros. En Tetuán de las Victorias torea un paisano mío, a quien llaman “El Caqui”, que es muy valiente. Miguel me dijo que no, que no le gustaba la fiesta, que se iría a pasear por ahí y luego me esperaría en casa de Vicente. Salimos juntos del restaurante donde habitualmente almorzábamos y me acompañó hasta el “Metro” de Sol.
“No, no paso buen rato en las corridas. Aunque haya escrito aquellos sonetos: “El toro sabe al fin de la corrida, donde prueba su chorro repentino, que el sabor de la muerte es el de un vino...”. O, “Como el toro he nacido para el luto y el dolor, como el toro estoy marcado por un hierro infernal en el costado...”.

También Rafael Morales conoce a Miguel Hernández en los duros momentos de la Guerra Civil. Ambos coinciden en la Alianza de Escritores Antifascistas, de la cual Morales era el miembro más joven, y los dos publican por entonces en “El Mono Azul”, la revista de izquierdas dirigida por Rafael Alberti. Según recuerda el hijo del poeta talaverano, durante la guerra Miguel Hernández hubo de sacar de algún apuro a su padre: “por mantener un bigotito parecido al utilizado por los jerarcas fascistas, y que nunca se afeitó, una partida de milicianos comunistas quisieron recortárselo a tiros y fue salvado por la milagrosa irrupción de Hernández”. Rafael Morales dedica un poema de su libro “Entre tantos adioses”al poeta alicantino. Lleva por título “Miguel, el de la luz más  limpia” y forma parte de “Homenaje”, una sección que recuerda a figuras muy estimadas por Morales como Federico García Lorca, Gerardo Diego, Blas de Otero o Vicente Aleixandre.
Por otro lado, el nombre de Miguel Hernández ha ocasionado a Rafael Morales ciertos quebraderos de cabeza, pues no han faltado críticos que situaran en “El rayo que no cesa” la fuente de inspiración de la que manan los “Poemas del toro”. Esta polémica, que fue sonada en los años 50 y en la que intervino el propio Morales, continúa vigente en la actualidad. Pero por otro lado, también se podría pensar que Rafael Morales tuviera cierto interés en la lectura del libro del oriolano ya que contenía un soneto publicado previamente en su revista.

En “Rumbos” publica su primer poema Rafael Morales: “El ciprés” (15 de junio de 1935). Este poema es una especie de homenaje  a Gerardo Diego y su famoso “ciprés de silos”. No tenía por aquel entonces más que dieciséis años y, como es lógico, todavía no había alcanzado la madurez intelectual necesaria que luego se verá reflejada en sus “Poemas del toro” en 1943. En las cuatro composiciones que aparecen en la revista se observan claras influencias de los poetas del veintisiete y de la vanguardia histórica. Estos poemas, que abrirían la colección Adonais en 1943, deben mucho en tono y acento líricos al segundo libro de Miguel Hernández.

María Rodríguez Martínez

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