
De todos es sabido la universalidad de Miguel Hernández, que, aunque a veces no somos conscientes de ello, hay ocasiones que nos lo muestran. Tenemos una ejemplo en la revista puertorriqueña “Claridad” en el número 2802 (del 2 al 8 de noviembre de 2006). En esta publicación existe una sección llamada “En Rojo”, que está dedicada a nuestro poeta. Aquí se pueden hallar diversos artículos como parte de este homenaje.
Los colaboradores son Rafa Acevedo con su artículo “Las tres heridas de la esperanza”; Francisco Agrait Lladó, con “Posible origen de sus dos elegías a Ramón Sijé”; Aitor L. Larrabide, director de “El Eco Hernandiano”, con “Miguel Hernández y Pedro Salinas”; Luz Nereida Pérez, con “Pasiones, cárcel y muerte de un poeta”, “Fundación Cultural Miguel Hernández” y “Amapolas y sangre”.
El hecho de que esta sección se ocupe del poeta oriolano hay que agradecérselo a Luz Nereida, admiradora de la obra y la vida de Miguel, lo que se refleja en su tesis doctoral: “Vivencia, emoción y mito en la poesía de Miguel Hernández” (1985). Esta estudiosa de la obra hernandiana, integrante del suplemento cultural “En Rojo”, se empeñó en que este especial coincidiera con la fecha del nacimiento del poeta (30 de octubre de 1910). Y así ha sido prácticamente.
Este acercamiento de la figura del poeta al lector se ha realizado a través de una serie de textos amenos y que, junto a datos sobre Miguel conocidos por muchos, siempre se descubre información novedosa.
Junto a los artículos citados anteriormente, hay un referencia a la Fundación Cultural Miguel Hernández, que la define como un lugar donde “los admiradores y estudiosos de la persona y la poesía del oriolano Miguel Hernández tienen una fuente extensísima de datos sobre el poeta”.
Como el lector sabrá, es harto difícil aportar algo novedoso en el campo de los estudios hernandianos y en estos textos, como no podía ser de otra manera, se recurre, en ocasiones, a tópicos sobre Miguel, pero, en otras, se contrastan datos de varios críticos. En “Pasiones, cárcel y muerte de un poeta” (2002) Luz Nereida habla de la biografía de José Luís Ferris, y contrapone algunas de sus afirmaciones con las críticas realizadas a este libro por Aitor L. Larrabide.
“Posible origen de sus dos elegías a Ramón Sijé”, de Francisco R. Agrait Lladó, destaca por intentar desmarcarse de ese camino tan trillado y, para ello, se centra en un aspecto concreto, compara las dos elegías de Miguel con las conocidas “Églogas” de Garcilaso de la Vega. Reconoce la influencia del poeta renacentista español en Miguel y la similitud temática de sus cantos a la muerte de un ser querido; mientras que el toledano canta a la muerte de su amada, el poeta oriolano habla de su amigo Ramón Sijé, que murió de forma prematura: “Ambos poetas se consideran (amante Garcilaso y sólo amigo Sijé) estrechos amigos del ser ausente.(...) Hacen partícipe y protagonista a la naturaleza y enemigo al hado siniestro, duro, frío, invisible y homicida”.
Esto puede ser una muestra de que las primeras obras que leyó Miguel correspondían a la literatura de los Siglos de Oro.
En otro artículo de “En Rojo”, “Miguel Hernández y Pedro Salinas”, su autor, Aitor L. Larrabide, nos cuenta la relación entre estos escritores. La amistad con este poeta de la generación del 27 no es de las más conocidas, ya que, por ejemplo, se ha señalado de forma más notable el compañerismo de Miguel con Vicente Aleixandre, sin embargo, el poeta oriolano no pasó desapercibido para el resto de escritores de ese grupo literario.
Como indica este estudioso hernandiano, Salinas no coincidió mucho con Miguel, pero, a pesar de ello, le tenía mucho cariño y lo consideraba como un gran escritor: “El poeta madrileño mostró un especial afecto y admiración por el cantor de las penas, las lunas y las torrenteras acaudaladas de su paisaje íntimo”.
Además, llama la atención un dato que podemos leer en este texto: la crítica de “Perito en lunas” en la prestigiosa revista literaria de Pedro Salinas, “Índice literario”. Es significativo porque el primer libro de Miguel aparece en una publicación de tal caché y por la comprensión mostrada en la reseña (cosa que necesitaba como escritor primerizo).
También es importante reconocer que cuando Miguel murió en el Reformatorio de Adultos de Alicante en 1942, Pedro Salinas se lamentó de ello en una carta a Jorge Guillén, en la que dice que lo asesinaron.
Por otra parte, Rafa Acevedo en “Las tres heridas de la esperanza” realiza un resumen biográfico de Miguel, pero se centra principalmente en el momento de la guerra civil y en el lamentable periplo del poeta; este resumen está aderezado con algunos poemas que explican la situación que estaba viviendo el protagonista de este homenaje en ese momento, por ejemplo, cuando se encontraba en la guerra y pensaba en su futuro incierto:
Otro será el verdadero.
Y no seré más allá
de quien quiera su recuerdo.”
(“Cancionero y romancero de ausencias”, 1938)
En esta sección de “Claridad” se aprecian en algunos de los artículos una aproximación a la poesía hernandiana a través del estudio de cierta simbología, como en el artículo de Luz Nereida, “Amapolas y sangre”. Ambas imágenes tiene un significado referido a la naturaleza; son símbolos que aparecen a lo largo de varios poemas de Miguel, pero, sobre todo, destaca su presencia en “Elegía a Ramón Sijé”, pero la sangre se encuentra en otro poema como la imagen principal y la más conseguida. Tanto la amapola como la sangre representan el afán de eternidad y de renovación vital. Veamos la definición de estos conceptos según Luz Nereida: “La amapola representa al mundo vegetal.(...) La sangre es visualizada en coyuntura con la sacralidad del mundo vegetal porque ésta (...) puede fecundar campos”.
Para quien no se haya acercado a la obra de Miguel e, incluso, para quien no lo conozca, este especial de “En Rojo” ayuda a conocer un poco la obra y la vida del poeta; por ello, hay que afirmar que siempre resulta bienvenida una publicación que contribuya a la difusión del hernandismo.
Como conclusión, a los grandes poetas se les reconoce cuando son capaces de trascender de forma tanto temporal como espacial, cuando llegan a distintas personas de diferentes lugares y en diferentes épocas; podemos llegar a afirmar que, con este homenaje a Miguel en esta revista puertorriqueña, nuestro poeta pertenece a esa categoría
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