
Raimundo de los Reyes es una de las personalidades literarias más interesantes de entre las que surgieron en la Murcia de las primeras décadas del siglo XX. Próximo a los órganos periodísticos que confirmaron el esplendor literario entre aquellos años gozosos, participó activamente en esta etapa renovadora de la literatura española. Desde el Suplemento Literario de “La Verdad” y, años más tarde, desde la revista Sudeste, así como de la editorial paralela a esta última revista. De los Reyes permaneció en la vanguardia de literatura de este tiempo en su puesto de periodista, que tras la guerra civil, ejerció en Madrid como uno de los más respetados periodistas de su tiempo. Junto a su obra en prensa escribió una obra poética singular, que, a lo largo de los años, conoció etapas diversas y evoluciones singulares. Su obra poética, junto a sus estampas líricas escritas en prosa, constituyen sin duda uno de los componentes de nuestro patrimonio literario común.
Nacido en Murcia el 22 de octubre de 1896, Raimundo de los Reyes-García y Martínez. Hijo del ingeniero de Montes Eustoquio de los Reyes, que sucedió en el cargo de Jefe del Distrito Forestal de Murcia a Ricardo Codorníu y de Isabel Martínez, que le inculcó desde muy pequeño el amor a las letras.
Pasó casi toda su niñez en Vélez-Rubio (Almería), donde estaba destinado su padre, hasta 1909 en que la familia regresa a Murcia. En esta ciudad se despiertan sus inquietudes literarias que le impulsan a publicar sus primeros versos en los periódicos regionales; su primera poesía apareció en “El Liberal” en 1913.
En 1916, publicó una “Antología de Poetas Murcianos”, donde recoge composiciones de 86 poetas de Murcia y sus pueblos.
En 1917, funda el semanario “Murcia Gráfica”.
En 1919, ingresa como redactor en el periódico “La Verdad”.
En 1930, dirige la revista “Sudeste” junto con José Ballester, relacionada con el espíritu de la literatura nueva de la época.
En 1935 se marcha a Madrid para incorporarse a la Redacción del periódico “Ya”, que acababa de fundarse, fue detenido y trasladado a la Cárcel Modelo, de allí a la de Atocha y finalmente a la de Orihuela. Todo esto supuso para el escritor un calvario personal y familiar.

Terminada la guerra, se instala definitivamente en la capital de España, donde se ocuparía de la secretaría de Redacción del diario “Ya” hasta su fallecimiento, desarrollando en aquella ciudad una gran actividad como periodista y como escritor.
En 1941, funda con García-Viñolas la revista “Primer Plano”, de la que fue redactor jefe hasta 1943; en esa fecha pasó a ocupar idéntico puesto en “Fotos”, en la que ejerció la crítica de cine y teatro.
En 1943, dirigió la revista “Adriano” y desarrolló una sección de teatro en “Cuadernos de Literatura”, además colaboró en “Blanco y Negro”, “ABC”, “Mundo Gráfico”, “Nuevo Mundo”, “Crónica”, “Ahora”, etc.
En 1944, trabaja para Radio Nacional de España en emisiones de Teatro Breve y en 1947, inicia una emisión de “Poetas de España para América”.
En esta época, se dedicó a la defensa de todos aquellos aspectos que tenían que ver con su tierra natal, por esta razón sus paisanos le dieron el título de Cónsul de Murcia en Madrid. También, y como importancia de la medida de sus actuaciones fundó la Casa de Murcia en Madrid, de la que fue secretario general.
En 1953, en el periódico “Ya” desarrolló dos secciones diarias: “Ripios del día”, con el seudónimo de Luis Romera, y “El Oso y el Madroño”, con el de Hilarión, en el cual abordaba temas y problemas madrileños. Trabajó en un apartado de nombre “Gregorías” en el que se leían pensamientos como éstos: “A la mujer que amamos no es menester que le confiemos nuestro secreto, porque los sabe todos”, “Hay una lágrima en el corazón que nunca llega a los ojos” o “Aquel señor perdió el sombrero, y decía: ¡qué cabeza tengo!”.
En 1954, le fue concedida la “Encomienda de la Orden del Mérito Civil”.
En 1958 recogió una selección de estos ripios en su libro “Ripios del día de Luis Romera”.
Uno de sus grandes amigos José Luis Castillo-Puche, recuerda así a Raimundo:
“Raimundo sabía con toda certeza lo que tenía y no quiso hacer tragedia ante los demás. No saben ni siquiera muchos murcianos cuánto ha trajinado la imaginación y el sentimiento de Raimundo porque Murcia ocupara en todo el puesto que le corresponde. Hace poco, cuando ya los signos eran fatales y evidentes, le dije: “¿Por qué no te vas a Murcia una temporada?”. Su respuesta fue: “ Para Murcia, querido, tengo yo toda la eternidad”.
Falleció en Madrid el 22 de noviembre de 1964, y fue enterrado en el panteón familiar del cementerio Nuestro Padre Jesús, de Espinardo (Murcia).

En 2004 el profesor Francisco Javier Díez de Revenga editó la poesía completa de Raimundo de los Reyes, en un volumen escrupulosamente cuidado.
- 1913.- Publica su primera poesía en “El Liberal”.
- 1916.- “Antología de Poetas Murcianos”.
- 1917.- Funda la revista “Murcia Gráfica”, sólo dos números.
- 1923.- Junto con José Ballester crea la “Página Literaria” que sería continuada más tarde por el “Suplemento Literario” de “La Verdad”.
- 1927.- Aparece su primer libro de versos: “Campo”.
- 1928.- “Abecedario”.
- 1934.- “Tránsito”, subtitulada “Elegía”.
- 1941.- “Arbol”, obtiene el premio de poesía “Polo de Medina”.
- 1949.- “Nueve Sonetos al Cristo del Rescate”.
- 1951.- “Cancionero de la Preciosísima Sangre”.
- 1960.- “Estampas Murcianas”.
- 1966.- Junto con José Ballester crea la “Página Literaria” (obras póstumas).


Su primer libro de versos fue acogido favorablemente por la crítica local. Su autor se muestra ya como un lírico intenso y original, que canta las bellezas de la Naturaleza tranquila, de las que el hombre debe gozar con decidido optimismo.
De los Reyes manifiesta una gran maestría en el empleo de los recursos expresivos.

De corte y tono popular, destinado al mundo de la infancia. Agrupa 37 poemas de los cuales, junto a la descripción de los juegos y sueños infantiles, se desarrollan otros temas diferentes como el amor y el mar.
El poeta se remonta a su niñez y describe los aconteceres vividos en la escuela, la inquietud de no poder moverse libremente como ellos quisieran.
”Tránsito” (1934)
Subtitulada “Elegía”, está dedicada a la memoria de su madre que acababa de fallecer. Libro breve, pero lleno de profunda emoción lírica, homenaje de amor filial y expresión de dolor ante la ausencia de un ser querido.
“Tránsito” se cierra con siete canciones breves y sencillas, supone la liberación del hondo sentimiento que Raimundo experimentara tras la pérdida de su madre.
”Árbol” (1942)
Obra dedicada a Remedios, su mujer. Diluye su inspiración por entre toda la naturaleza. En el apartado “Canciones” es donde volvemos a encontrar la fusión paisaje-sentimiento, tan habitual en sus comienzos.
Poesía religiosa
“Nueve Sonetos al Cristo del Rescate” (1949)
Es un libro breve en el que el poeta demuestra un dominio poco común en sus libros anteriores. Movido por su profunda inclinación religiosa, se une al dolor de Cristo, a su sufrimiento por salvarnos y nos manifiesta la necesidad que los hombres tenemos de Él para sobrellevar las dificultades de nuestro humilde destino.
”Cancionero de la Preciosísima Sangre” (1951)
Inspirada en el Cristo de Nicolás de Bussi, titular de la popular Cofradía murciana de los “Coloraos”. El poeta se dirige a un Cristo que arrastra su cruz impregnando de amor todo lo que le rodea.
Poesía festiva y satírica
“Ripios del Día de Luis Romera” (1958)
Es una selección de pequeños sucesos cotidianos donde predomina el humor y la sátira. Fueron publicados en una columna diaria del periódico “Ya”.
Se pueden dividir en tres partes:
La primera, que da título a la obra, es decir, “Ripios del Día de Luis Romera”.
La segunda, compuesta por una serie de “Fábulas”, que contienen moraleja.
La tercera, “Epigramas”, de carácter satírico y humorístico.
Poesía de madurez
“Un Ángel me acompaña” y “Los caminos del silencio”
Editados conjuntamente, se consideran como dos partes de una misma obra. Fueron publicados póstumamente en 1966 por la Academia Alfonso X El Sabio. Temática religiosa, del alma en búsqueda de su propia salvación. La única solución para los males del mundo y de él mismo es la muerte que el poeta identifica con la salvación desde un punto de vista religioso.
Relación con Miguel Hernandez
La relación entre Raimundo de los Reyes y Miguel Hernández se remonta a 1932, gracias a la mediación de Ramón Sijé. En este año se intercambiaron cartas en referencia a la publicación del libro de éste último, “Perito en lunas”, por Ediciones Sudeste, cuya responsabilidad recaía en De los Reyes.
En el Archivo Ramón Sijé, cedido en el verano de 2004 por los herederos del ensayista a la Fundación Cultural Miguel Hernández, han aparecido dos cartas que dirige Raimundo de los Reyes a Ramón Sijé, con quien mantenía gran amistad, fechadas el 28 de junio y el 25 de agosto de 1932. En ellas Raimundo de los Reyes se compromete a hacer todo lo posible para la publicación de la obra.
En dichas cartas el tema central es la publicación de esta obra, que Sijé le propone editar a Raimundo, ya que le comenta que tiene “unos buenos versos”.
Raimundo le responde que le gustaría editar el libro.
El 25 de agosto, Raimundo de los Reyes comenta que no puede adelantarle mucha más información, pero le informa que tiene gran interés en que la publicación salga en otoño, ya que en el mes de agosto la actividad laboral se reduce al mínimo.
También podemos destacar una serie de cartas que Miguel Hernández dirige a Raimundo de los Reyes en el año 1932. En los meses de noviembre y diciembre, Miguel escribe a Raimundo tres cartas.
En la primera, fechada el 3 de noviembre, muestra su desazón ante la falta de noticias de Raimundo sobre los originales de sus poemas. También se muestra inseguro con el título, ya que duda entre “Perito en lunas” y “Poliedros”. También le comunica su prisa en que salga el libro ya que: “....tengo cerca de cien seguros compradores y no quiero que se me enfríen”.
En una segunda, fechada el 6 de diciembre, le envía cinco octavas más para completar su “Perito en lunas”. También le pregunta por su opinión sobre la traducción que había hecho de “El Remero” de Paul Valéry.
En su tercera, carta fechada el 9 de diciembre, le envía la traducción de “El Remero” de Paul Valéry y cinco octavas más para sustituir por otras. Como dato complementario le hace saber que se ha disgustado con su amigo Ramón Sijé.
Sin embargo, ese disgusto con Sijé no debió ser duradero. Hernández tenía muchos motivos para agradecer a su amigo la intervención de éste en el proyecto de edición de su primer libro. Así pues, aunque el contacto y relación entre Miguel Hernández y Raimundo de los Reyes no fuera ni extenso ni estrecho, sí es cierto que el escritor de la vecina Murcia hizo todo lo que pudo para editar el primer libro de Miguel.
José María Latorre.
Mª Antonieta M. Lidón.