Nacida en la oriolana calle de Arriba, en 1924. Vive en ella desde entonces, primero con sus padres, abuelos y su tía (que era la dueña de la tienda que tenían). Cuando sus padres murieron se quedó en la misma casa, viviendo con su tía. Trabajaba en un taller en la calle Adolfo Clavarana. Cuando terminó de estudiar entró como aprendiz en el taller del maestro Montserrat de Cuenca Murcia. Donde se enseñaría a coser, siendo el oficio que ha venido desempeñando desde entonces.
Magdalena Mas ha vivido toda su vida en la calle de Arriba, que ahora ostenta el nombre del poeta que por ella tantas veces transitara. Su testimonio es el de alguien que trató con él directamente, de tú a tú, cuando el poeta todavía era un cabrero más con sus sueños de grandeza intactos. Son los recuerdos, las evocaciones, las impresiones que Miguel le provocó en el escaso trato o contacto que con él tuvo lo que debemos entresacar de entre las líneas de esta entrevista.

- ¿Qué recuerdos de Miguel Hernández vienen a su mente ahora, casi 70 años después de haberlo conocido?
Miguel venía aquí a comprar habas por las tardes porque durante la mañana se llevaba las cabras a la huerta y si les daba las habas por la noche las cabras hacían más leche. También conocía a Miguel Hernández de verlo pasar por el callejón y subir a la cueva donde decían que él se inspiraba. Miguel se iba a la cueva y allí le venía la imaginación. Además, iba siempre pelado como si fuera un soldado, sin calcetines (aunque hiciera frío) y con unas “esparteñas” de esas que llevan unas cintas negras.
Iba al horno de Fenoll, porque la que vivía en el horno era la novia de Ramón Sijé. Como Miguel era muy amigo de Sijé, y éste iba al horno, pues Miguel también iba mucho por allí. En el horno de Efrén se bailaba en verano.
- ¿Y de su círculo de familiares o amigos? ¿Qué podría decirnos de ellos?
Miguel era muy serio, no hablaba mucho, pero decía poesía en la puerta del horno de Efrén. Su amigo Ramón Sijé, como era novio de Josefina, siempre estaba ahí con el libro bajo el brazo paseándose por la acera. Ellos iban al horno de Efrén pero eso no era la Tahona. La Tahona era otro que había enfrente. En esa época, en esta calle, habían cinco tiendas, dos hornos y dos tiendas de vino. Era una calle importante.
Recuerdo a Ramón Sijé, todo pelado, como Miguel Hernández, y paseándose esperando que la novia saliera. Tenía un carácter serio y siempre iba con los libros. Vi a Ramón Sijé muerto, en la calle Mayor, donde él vivía. Yo era una niña, y subí a verlo. La muerte fue muy sonada, y todo el mundo subió a verlo. A mí me gusta la poesía que le dedicó a Ramón Sijé. Es preciosa.
A sus hermanas solo las recuerdo de verlas, pero no tenía relación con ellas porque yo era una mañaca y ellas eran mayores. Su familia era muy buena y respetada, pero el padre era muy severo. No quería que se metiera en la política, decía que él tenía que seguir con las cabras, pero eso a Miguel no le gustaba. La familia, económicamente, estaba bien, pasaba con las cabras, vendían la leche en su casa y cuando las cabras tenían los cabritillos también se vendían. En esa época, para los reyes, a los crios les ponían un cabrito, y con eso la familia sacaba bastante. No era una familia que pasase hambre en aquellos tiempos.
El padre de Miguel era un hombre muy puesto: iba siempre con su chaleco, su sombrero y bien plantado. Miguel era más feo que su padre, tenía cara de una persona que se ve que estaba en otra cosa puesta.
- ¿Se le conocía a Miguel alguna novia?
No se le conoció ninguna novia. Solo se sabe que iba al horno de Efrén, y allí dicen que había mucho movimiento. Por aquí se le veía pasar con los libros, e ir a esa cueva a la que subía y en la que se inspiraba.. él se iba allí en las siestas y escribía sus poesías
- ¿Se conocía en la calle todo lo que venia haciendo Miguel Hernández a nivel literario? ¿Y a nivel político?
Sí, se sabía. Se oía que se metió en la política y que iba a la glorieta. Su padre eso no lo quería; él quería que fuera con las cabras y cada vez que le veía un libro se lo quemaba. Su padre era alcalde pedáneo de la calle, era un hombre muy serio, muy recto. Miguel solamente se refugiaba en su madre, cuando su padre le reñía.
En el barrio no se metían con él. Se fue a Madrid y se decía que se había metido en política, cosa que su padre no quería. Todo esto se comentaba cuando empezó la guerra. Lo primero que se comentó es que él fue a la glorieta a hablar y lo encarcelaron por decir cosas en contra del régimen, de la revolución. Por ese motivo tenía todos los disgustos con su padre.
- ¿Cómo se vivió el momento en el que Miguel Hernández fue cogido en Orihuela al terminar la guerra?
Pues que como era contrario se lo llevaron a la cárcel, algo natural cuando vas en contra. Él estaba en su gloria cuando le tiraba a lo que mandaba. Cuando murió, la noticia se supo en la calle, pero como no lo enterraron aquí no trascendió más.
- ¿Había miedo de hablar de Miguel Hernández después de la guerra?
Yo creo que no. Era un vecino que vivió aquí muchos años, pero miedo no.
- Cuando hace unos 30 años empezó a haber un interés por Miguel y a venir gente a ver la casa, ¿como se vivió desde el barrio?
Todo el mundo se extrañaba mucho. Unas chicas que pasaron por aquí hace unos años, me preguntaron por la casa de Miguel Hernández y si lo conocí. Cuando les dije que sí se pusieron a mirarme y a preguntarme cosas sobre él. Yo, para mis adentos, pensaba que no tenía tanta importancia como la que le estaban dando, pero otras personas me dijeron que siempre se estaba hablando de él. Aquí en el barrio nos extrañaba y nos llamaba la atención, pero dicen que tiene mucha fama y ahora me estoy acostumbrando.
- ¿Conoce la Fundación Miguel Hernández?¿Sabe lo que se hace desde la misma?
Sé donde está, pero no la conozco ni se lo que hacen.
Antonio Peñalver
Óscar Moreno
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