Las fue perfeccionando, alisando, lamiendo,
dándoles formas y colores múltiples,
pensando solamente
en que tú les grabaras un signo
o las volvieras el recuerdo de un pájaro,
una hoja, una cabra, la luna, el sol, un toro...
El mar las trae siempre y se las lleva,
las trae y se las lleva,
cada vez más pulidas y graciosas,
intranquilo, esperando.”
FUNDACIÓN PABLO RUIZ PICASSO
Málaga, ciudad abierta y cosmopolita, acoge en su plaza de la Merced, en pleno centro histórico, junto a la Alcazaba, el teatro romano y la catedral, la casa que vio nacer a Pablo Ruiz Picasso. Hoy Monumento Histórico-Artístico de Interés Nacional, es sede de la Fundación de este singular artista que se convirtió en el protagonista de la revolución estética que, iniciada por los impresionistas, culminaría en el cubismo y sentaría las bases fundamentales que configurarían el arte moderno.
Este edificio de cuatro plantas, centro de permanente actividad cultural, donde fomentar y difundir el arte picassiano en particular, y contemporáneo en general, son sus principales objetivos, acoge obras de artistas nacionales e internacionales, junto a tantas otras representativas de las distintas etapas y técnicas por las que pasó el pintor malagueño a lo largo de su vida, en sus diferentes facetas como ilustrador, grabador, ceramista, fotógrafo, dibujante o pintor.
Adentrarse en el edificio supone llegar al alma del artista, dando lo superficial paso a una realidad interior. Lugar impregnado de un aire mitificador, en el que los visitantes se ven envueltos en un ambiente inclasificable, como el propio Picasso, donde se dan cita el pintor y su modelo, mujeres, arlequines, bailarinas, bañistas, desnudos, guerreros, minotauros, toros, caballos, palomas, ninfas, faunos, centauros, prostitutas, celestinas, amantes violentos, el erotismo, la vitalidad, la libertad.
Apasionado, exclusivo, libre de cualquier convencionalismo creativo, con una gran capacidad de observación y gran sentido poético, las obras de este singular artista son un auténtico espectáculo intelectual. De la representación a la revelación, su obra artística, como realidad en sí misma, alcanza la libertad propia del “arte por el arte”, donde lo importante ya no es el contenido sino el resultado estético obtenido. El artista expresa así su realidad interior, los movimientos de su alma inquietante, apasionada, vehemente.
“Poeta, poeta auténtico; pintor, además, pintor auténtico, Picasso convierte todo lo que toca no solamente en poesía, sino también en pintura”. Sebastiá Gasch.
Pilar C. Zarco