Carlos Marzal
Jurado Premio Nacional de Poesía. "Miguel Hernández"

“Los poetas son los poemas que escriben”

Poeta español nacido en Valencia en 1961, es referente de la última poesía española y uno de los principales representantes de la poesía de la experiencia, que dominó la lírica española en los años 80 y 90. Se licenció en Filología Hispánica por la Universidad de Valencia.

Durante diez años codirigió “Quites”, revista de literatura y toros.

Ganador de numerosos premios, entre otros el Premio Nacional de la Crítica 2002, el Nacional de Literatura 2002, Premio Antonio Machado de Poesía 2003 y el XVI Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe en 2004.

Es autor de cinco poemarios (“El último de la fiesta”, 1987, “La vida de frontera”, 1991, “Los países nocturnos”, 1996, “Metales pesados”, 2001 y “Fuera de mí”), reunidos recientemente en un volumen titulado “El corazón perplejo”, y editado por Tusquets.

También ha publicado “Cuatro noches” (1988) y “Poesía a contratiempo” (2002).
Ha traducido al español la poesía de Enric Sória en el volumen “Anden de cercanías” (1995).

En 2005 debutó en la narrativa con la novela “Los reinos de la casualidad”.

Su obra ha sido incluida en las antologías poéticas más importantes del periodo, como “La Generación de los 80” (1988), de José Luis García Martín.

En su opinión, ¿en qué estado se encuentra la poesía en castellano actualmente? ¿Existe una respuesta aceptable del público?
Creo que tiene un momento extraordinario. Hay quien dice que el siglo XX, hablo del siglo XX porque llevamos muy poco del XXI, es una segunda edad de plata o un segundo Siglo de Oro. Pienso que hay poesía extraordinaria a lo largo de todo el siglo, y en este momento hay poesía en activo espléndida de muchas generaciones muy distintas. Están todavía vivos los poetas de la segunda generación de posguerra, algunos del 50, de la Generación Novísima, de mi generación, que es la de los 80 o, como se ha llamado, la “poesía de la experiencia”, y poetas jóvenes que creo que van a mantener encendida esa llama de la calidad poética del siglo.

Pienso que la respuesta del público a la poesía es siempre moderada, es decir, no estamos hablando ni de cantantes, ni siquiera de novelistas. Hay quien dice que la poesía no tiene público, sino que tiene lectores. Ahora bien, yo creo que los lectores de la poesía son lectores muy especiales, muy devotos, muy fieles. Un lector que conoce, que sabe, al que es difícil dar gato por liebre, es un lector que busca lo que quiere, que no le importa encargar un libro en la librería, no compra cualquier cosa, no compra los primeros que aparecen ante sus ojos en un escaparate o en las listas de los más vendidos. Ese es el tipo de lector que hace de la poesía un género especial.

Es inevitable esta pregunta, siendo usted poeta como Miguel Hernández, ¿ha influido la poesía de Miguel en la suya (ha sido un referente para usted)? ¿Qué escritores han influido en su obra?
Miguel Hernández es un poeta obligatorio para cualquier lector de poesía. En mí fue una lectura de juventud y es un poeta al que regreso más tarde o más temprano. Yo creo que es un poeta enormemente dotado, un poeta malogrado, murió muy joven, no sabemos qué habría dado, pero… es el autor de una obra extraordinaria. ¿Influencia? Yo creo que no era una influencia directa, quizá hay más influencia de lo que fueron sus maestros que de él mismo. Pero yo creo que pertenece a un caudal imprescindible en la formación de cualquier poeta.

Es muy difícil decir un determinado escritor. Pienso en que la literatura uno se contagia de una forma extraña, es como una gran epidemia, porque cuando uno lee a un poeta no solamente está leyendo a ese poeta sino a todos los poetas que ese poeta ha leído. Hay quien dice que a uno le influyen todos los escritores, incluso los que no ha leído y probablemente es verdad, porque siempre existen afinidades entre escritores que nos gustan y otros que ha leído ese escritor que nos gusta. Por no escurrir el bulto, yo soy como lector muy devoto de la poesía barroca. Me interesa mucho por temperamento también el mundo del barroco, sobre todo la poesía de Quevedo, y la gran tradición de la poesía española del siglo XX es fundamental, poetas como Juan Ramón Jiménez, como Antonio Machado, como Neruda, como César Vallejo, y luego ya me acercaría a la poesía del 27 y la poesía de la generación del 50, autores como Jaime Gil de Biedma, como Francisco Brines, o como César Simón, el poeta valenciano que también pertenece a esa generación y muchos otros poetas.

¿Qué piensa que puede aportar la poesía de Miguel Hernández a los nuevos escritores del s. XXI?
Ya le he dicho algo sobre eso. Creo que es un poeta con unas facultades enormes, con un don extraordinario y me parece que es una gran poesía como toda la gran poesía en un momento intensa.
A mí si me interesa la poesía es porque me conmueve, me conmociona. Pienso que la poesía de Miguel Hernández es muy emocionante, muy conmovedora. Aporta el ejemplo de todo gran poeta, una lección de intensidad poética.

En una entrevista aparecida en internet dice usted: “Los premios son un accidente biográfico que depara el azar, como todos los accidentes, y no conceden nada de carácter moral que no se poseyera por anticipado”. ¿Qué puede destacar de la obra ganadora? ¿Es para usted merecedora de este galardón?
Me parece que es un libro muy fresco que asume riesgos por la palabra bien encajada. Es un libro de una mujer, cosa que no es ni accidental ni anecdótica. Me parece que la poesía femenina está dando obras muy interesantes en los últimos veinte o veinticinco años, probablemente como no lo había dado en lo que va de siglo, porque antes hemos hablado de la excelente poesía del siglo, pero sería difícil encontrar poetas a la altura de los mejores poetas de otras generaciones. Yo creo que las nuevas generaciones están haciendo una gran labor en este sentido.

¿Cuál es su valoración del total de los trabajos presentados a esta nueva edición del Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández?
En todos los premios hay un catálogo de libros que se presentan similar; hay de todo, hay cosas muy adolescentes, cosas poco correctas, libros dignos, y luego unos cuantos que son los mejores, de los que uno termina siempre por hablar con el resto del Jurado. Es un nivel aceptable. Hay muchos premios a lo largo del año en España y es muy difícil encontrar buenos libros en todos los premios; es una sorpresa.

Desde la Fundación Cultural Miguel Hernández se están preparando diversos actos de cara al centenario del nacimiento del poeta. ¿Propondría alguna actividad? ¿Que matiz daría usted al homenaje?
Siempre que se tiene que realizar un centenario o cincuentenario, el aniversario o cualquier cosa, creo que el mejor homenaje que se le puede hacer a un escritor es que su obra esté bien publicada, bien editada, bien distribuida, en ediciones dignas, buenas ediciones críticas y que las encuentra el público.
Miguel Hernández está muy bien editado, no es un caso como muchos otros de olvido o de postergación. Es un poeta enormemente célebre, incluso entre los que no son lectores de poesía. Y me parece que no es el caso, pero siempre es buen momento para hacer una edición definitiva, una edición redonda.

¿Se le podría aplicar a Miguel la siguiente frase dicha por usted en la entrevista concedida a “Pérgola” (Bilbao): “No creo en rasgos generacionales, sino en los poetas concretos y su evolución”. ¿Cree usted que su poesía hubiera sido la misma de no haber pertenecido a su generación o estar influido por la época que le tocó en suerte?
Todos los poetas pertenecen a una época por obligación. No sabemos lo que hubiera dado Miguel Hernández de haber vivido lo que en justicia le correspondía.
Todos los poetas interesantes, todos los que tienen algo que decir, hay que leerlos individualmente. Los poetas son los poemas que escriben. A mí más que de grupos generacionales, o de historia de la literatura, me gusta hablar de autores concretos y de poetas concretos de autores concretos. Es un poeta con una voz propia indiscutible y me parece que lo que aporta a la poesía futura, del siglo XXI, XXII y del XXIII es un ejemplo de intensidad lírica, de intensidad emocional.

Marisa Meseguer
Monse Serna
Fotos: Mayte Sánchez Gómez
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