Marisa Meseguer Sarabia
Mi paso por el Taller de Empleo de la Fundación Cultural Miguel Hernández

Recuerdo muy bien el primer día que entré a formar parte del Taller de Empleo y Aitor Larrabide, jefe del Taller, me presentó al resto de compañeros.

Desde el primer momento, el retrato que Buero Vallejo hizo de Miguel Hernández presidiendo la sala me hizo ver que, gracias a él, y por él, se hace todo este esfuerzo.

El trabajo del módulo de Medios de Comunicación ha consistido en la elaboración de una revista digital e impresa (“El eco hernandiano”), desde el cual hemos tenido la oportunidad de colaborar en las diferentes secciones como las noticias del Mundo Hernandiano. Tuvimos la suerte de participar en la preparación y en las entrevistas de los fallos y entrega de los premios de Poesía y Periodismo Miguel Hernández 2007. Hemos asistido a actos relacionados con la figura del poeta, desde charlas hasta presentaciones de libros, la Senda del Poeta, representaciones en el Teatro Circo y exposiciones. Personalmente he tenido, además, la oportunidad de colaborar en la sección de Radio Poesía.

Además de las labores propias del módulo y contar con un sueldo todos los meses, hemos recibido formación complementaria en Informática y Gestión Empresarial. Ha sido un año fructífero en el ámbito profesional y personal, ya que desarrollando nuestra labor hemos aprendido habilidades que nos servirán para nuestro futuro laboral.

Quiero aprovechar esta oportunidad para nombrar a mi familia. Mi abuelo paterno, Antonio Meseguer Irles, fallecido el pasado febrero, trabajó junto a Miguel en la Notaría de D. Luis Maseres. De él recordaba que era una persona callada y distante, actitud comprensible en aquellos tiempos, y en mitad de aquella situación social. Mi tía Monserrate Sarabia Merino recuerda cómo su madre le hablaba de cuando Ramón Sijé bajaba hasta la tienda de ropa de bebés que ambas regentaban en la calle Mayor de Orihuela, para escribir notas con su pluma, la cual acabo regalando a “Monserratica” poco antes de morir, como Ramón la llamaba. Y muchas historias más, que ella me cuenta tan bien.

Siendo de Orihuela y sintiéndome paisana del más universal poeta ha sido para mí un orgullo muy grande trabajar en este lugar.

La labor de difundir la vida y obra de Miguel que, desde esta Fundación se lleva a cabo, es un acto loable. Acto que debemos agradecer al propio Miguel, pues el tiempo acaba poniendo a cada cual en el lugar que merece. Y la lucha personal de Miguel por encontrar un hueco en la poesía española, siempre fiel a sus ideas, bien merecen un respeto, desde todos los ámbitos, dejando de lado los rencores, las frivolidades y la política.

Puedo decir que me llevo grandes recuerdos de mis compañeros del módulo de Revista Digital, los cuales han sido para mí como una familia, con sus buenos y sus malos ratos, pero siempre con la verdad por delante y sin tapujos. Hemos sido compañeros con todo lo que conlleva, disputas y cariños.

Desde aquí mi homenaje es para Monse, Mayte, MªAntonieta, José Mª, Nacho, Salus, María, David y Antonia por hacerme sentir una más, a pesar de ocupar el hueco de alguien muy querido para ellos.

Marisa Meseguer Sarabia

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