Maite Sánchez Gómez
Recuerdos de una compañera…

Hoy, una tarde más en la Fundación, observo a mí alrededor y me doy cuenta que este año laboral, se acaba.

Recuerdo, y no dejo de recordar, cada momento, cada acontecimiento, cada instante que he pasado aquí junto a mis compañeros.

Es muy triste recordarlo, pero al mismo tiempo estoy feliz, porque he tenido la oportunidad de realizarme profesionalmente y conocer a un gran número de personas maravillosas, las cuales, quedarán en mi recuerdo y en mi retina para siempre.

La evolución ha sido impresionante. Hace ya once meses, comenzamos con incertidumbre, miedo y desconocimiento en donde nos metíamos, pero hoy puedo decir que hemos conseguido tener un gran ambiente y crecer personalmente.

Gracias a la Fundación conozco más a mi poeta oriolano, he aprendido mucho con Aitor y mis compañeros. En mi trabajo he desempeñado diferentes funciones, como redactora, fotógrafa y locutora de radio; ha sido una experiencia inolvidable. A lo largo de toda la trayectoria, he conocido y trabajado a coetáneos y estudiosos de Miguel, he recorrido a través de “La Ruta del Viajero”, por diferentes lugares de relevancia en la vida de nuestro poeta. Recuerdo con cariño la mañana que visité, junto a María Antonieta y Aitor, la ciudad de Cox, donde unos días antes Ramón Cuenca, escultor de la ciudad, había inaugurado una escultura de Miguel, su mujer y su hijo. Fue una mañana especial el estar en un lugar tan importante en la vida de Miguel Hernández.

Otro recuerdo memorable ha sido la entrega de “Premios Miguel Hernández 2006 y 2007”, momento cumbre en el transcurso de estos 365 días. Conocer a personajes que han pasado de anónimos a ser reconocidos nacional e internacionalmente, y poder compartir su alegría y entusiasmo, ha sido muy gratificante, además de poder fotografiarlos, quedando en los archivos oficiales para siempre.

No quiero dejar pasar mi intensa participación en “La Senda del Poeta”, en marzo de 2007. Fue una experiencia que recuerdo con agrado; llegó a ser una forma diferente de conocer y relacionarme con varios de mis compañeros: durmiendo en el suelo, preocupándonos de ampollas…y otras dolencias, y charlar mientras las palmeras nos hacían sombra.

Este trabajo ha sido realizado gracias al apoyo, colaboración y paciencia de muchas personas. Gracias a mi profesor y guía, Aitor, con su seriedad debidamente matizada de criticidad y humor, ha hecho de esta experiencia algo muy satisfactorio. Su calidad personal se ha manifestado en una disposición permanente para escuchar y solucionar problemas.

A mis compañeros, que me han ayudado y apoyado, se han convertido en grandes amigos y colaboradores. Y todas esas tardes, en el mostrador de Margarita, tomándonos el café, como si de una barra de bar se tratara, contando historias… mintiendo… y riéndonos.

Un trabajo, como el que aquí se presenta, siempre es el resultado sinérgico de esfuerzos individuales y comunitarios. Una página no alcanzaría para citar a todos los que, directa o indirectamente, han contribuido para obtener estos magníficos resultados.

Vuestra compañera y amiga

Subir